Desde que Marta Mendes encontró un artículo que hablaba sobre “la primera muerte conyugal del 2017en Bélgica” pasa sus día revisando, febrilmente, los periódicos en busca de las siguientes. Frente a la lista que se alarga irremediablemente, y que ella actualiza día tras día, y las cajas de archivos que se amontonan, Marta no encuentra otra solución que escribirle al rey quien, está segura, sabrá encontrar una solución a esta situación que la enferma.
Esta obra traza el camino de una luchadora que resiste a la locura de un mundo que se niega a ver, reconocer y actuar. Su combate es también el del vocabulario, las palabras utilizadas por los medios de comunicación para hablar de esos feminicidios que no son nombrados como tales.